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ANOCHE HICE TURISMO

Ya sabéis soy un señor mayor con cosas de señor mayor. En mi vida he perdido de todo. Soy un auténtico despistado. De pequeño mis mayores me decían que comiera rabos de pasa porque siempre que volvía del colegio me faltaba desde la cartera hasta la ropa. A lo largo de mis años, he perdido, llaves, carteras, móviles, cazadoras, encendedores, en fin, cualquier objeto que no lleve sujeto a mi cuerpo es susceptible de que quede olvidado.

Porque os doy la brasa con esto. Porque en todos los años que tengo jamás había dejado olvidado un alumno en clase.

Volvía de regreso por la autovía, cuando un alumno me llama. Con el manos libres de Mascarita, mi coche, le atiendo.

-Dígamelo.

-“Acho” que más “dejao encerrao “en clase.

Y como puede ser posible semejante olvido. Soy el último en salir, apago luces, ordeno y cierro puerta. Y para rematar faena, voy al aseo a descargar y revisar antes de emprender mi viaje de regreso a casa de una hora aproximada de duración.

¡Pero en el aula y en el aseo no había nadie!, puedo ser olvidadizo, no ciego.

El alumno móvil en mano me explica, que para irse ha cogido una salida de emergencias en la otra parte del edificio. ¿Por qué?, ni idea, a priori una persona adulta mayor de treinta años se le puede considerar con dos dedos de frente. Y de natural no hay que ser muy listo para salir por el mismo sitio que se entra. Para su desgracia cogió una salida de emergencias de esas que solo lleva tirador para salir no para entrar. Estando las persianas cerradas y la puerta cerrada tras él, queda uno atrapado en una ratonera.

Continúo hablando con el alumno, que dice de avisar a la Guardia Civil. Y aunque no se lo diga, en estos casos es mejor llamar a los Bomberos. Lo tranquilizo y le digo que voy a recogerlo y sacarlo de su encierro. Me sigue contando sus penas, mientras salgo en la siguiente salida.

Sigo conduciendo y hablando al mismo tiempo.

¡Mascarita!, ¿” ande” más traído?

Sin darme cuenta estoy haciendo turismo a las once de la noche, en una ciudad que desconozco. Nadie por la calle, pocas farolas y más desorientado que un daltónico armando el cubo Rubik. Me acuerdo de que no he reprogramado el navegador, sigue mandándome a casa.

Cargo la dirección del edificio de la academia. Y Mascarita obediente, comienza a indicarme la vuelta al trabajo.

Media hora después. Entro en el edificio. No me he dado cuenta, pero hace rato que el alumno no me habla. Supongo que me habrá colgado para echarse una partidita al Call of Duty Mobile.

Lo llamo, no me coge. Usuario sin cobertura o desconectado.

¡La Virgen de Los Dolores benditos!

Se quedo sin batería el “pobriño”. Móvil en mano con la aplicación de la linterna activada, comienzo a llamarlo por todo el edificio. Tras darle un par de vueltas al lugar, consigo ver una salida pequeña pegada a un extremo de la primera planta. Abro y escucho al otro lado un golpeteo insistente.

- ¡Por fin! me grita el alumno.

Me abraza con entusiasmo y alegría, como si fuera un náufrago recién rescatado.

De regreso al coche le pregunto.

- ¿Por qué has decidido venir por este sitio?

- Soy tan despistado que no sé si he perdido el perro o me he encontrado una correa.

Y como soy un señor mayor tengo que reconocer que es la mayor cosa que jamás he perdido. Aunque en mi descargo no la llevaba amarrada, algo a lo que pienso poner remedio en las próximas clases que dé con este alumno.


Para Loli en su onomástica.

Angelito´S



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