CASOS VEREDES AMIGO

Ya sabéis, soy un señor mayor, con cosas de señor mayor. Comentaba el Quijote a su fiel compañero Sancho, mientras contaba sus historias interminables, a lomos de Rocinante, por esas veredas de la Mancha; “Cosas veredes, amigo Sancho, que no crederes…”

Volvía del trabajo, allá donde cristo perdió la alpargata, y bajando de un puerto de montaña le da por pitar a Mascarita, mi coche. Se enciende un testigo, y entre pitos y luces decido acercarme al arcén y parar a la derecha para poder ver la tableta y saber qué falla en el coche. En estas, a Mascarita le da por decir:

- ¡Gire a la izquierda!

- Que no, que tengo que parar para ver qué te pasa.

- ¡Gire a la izquierda!

- Que ya “tescuchao” ordenador sin cerebro.

- ¡Gire a la izquierda!

- Que “me vi a cagal en tó lo más sagrao”.

- ¡Gire a la izquierda!

- ¡Que te calles circuito integral sin luces ni corazón!

- ¡Gire a la izquierda!

Atino a apagar el navegador y miro. ¿Dónde puñetas me encuentro?; dos cabras, un caserío al fondo y ni un alma a la vista. Miro San Google… he venido a parar en mitad de una sierra, en una villa que ni siquiera sé pronunciar. El asfalto en la carretera, se intuye más que verse, no hay luces, ni siquiera un poquito de luna.

Total, que vuelvo a mirar la tableta y me dice que he perdido aire en las ruedas. Reseteo la tableta para apagar el testigo y los avisos. Bajo del coche, reviso las ruedas, ¡van bien! Según el mecánico que vi al día siguiente es normal perder aire en las ruedas por simple dilatación, o no sé qué historias. Nada preocupante, según él. Para mí todo un mundo, por falta de conocimientos automovilísticos.

Subo a Mascarita, enciendo el navegador:

-Ir a casa, le digo.

Silencio y no me indica nada.

-Ir a casa, repito.

El más absoluto silencio. Comienzo a pensar que el ordenador del coche se ha trastornado. Como poco le ha dado un vahído. Pasan los segundos y Mascarita responde.

-Lo ves gilipollas, te dije que giraras a la izquierda.

¡La madre que lo “parió”!

Tras muchas vueltas sin ver ni un burro a dos palmos de las narices consigo llegar a la autovía, y marcho de regreso a casa. Decido quitar la velocidad de crucero, con el límite programado a la velocidad de la carretera, y acelero para recuperar el tiempo perdido. Y, de repente me acuerdo, el radar, bajar velocidad a cien por hora, pero estoy muy caliente. Ese radar me ha pillado lo menos tres veces en el mismo sitio y a la misma hora, siempre de vuelta a casa. Foto, Mascarita como protagonista y multa de cien euros (en puesto de ir al límite me suelo exceder en diez o quince kilómetros). No es que acelere, es una bajada de una cuesta y el coche acelera por inercia. Maldita DGT, maldito navegador, y maldito día nuboso sin luz.

Tiro del freno, paro a la derecha, frente a la cámara que tiene fichado a mi coche. Supongo que tendrán la foto mía de calendario del más “tolay “de los conductores del mes.

- ¡Gire a la izquierda!, grita Mascarita.

- ¡Que sí!, pero antes que fotografíen todo mi trasero estos mamones.

Bajada de calzones en la carretera, literal, culo en pompa y subida corriendo al coche, no vaya a ser que me pillen y me denuncien también por exhibicionismo.

Y como soy un señor mayor que este año solo me han felicitado las fiestas; la DGT, deseándome un “prosperosísimo” año nuevo para que siga pagando sus multas con el nuevo código de circulación que entra en vigor. Y por supuesto Iberdrola, que me ha deseado “unas felices fiestas de noche”, con el eslogan “VIVE LA NOCHE”, que el día es muy caro. Así que a vosotros: hermanos, compañeros, amigos, allegados y demás personal. Os voy a desear que el próximo año tengáis MUCHÍSIMA SUERTE.

Angelito´S