top of page

“JODER” CÓMO HA CAMBIADO EL CUENTO

Actualizado: 29 ene 2022

Ya sabéis, soy un señor mayor, con cosas de señor mayor. Creo que estoy roto, pienso que soy un ordenador con muchos años y con ninguna pieza de recambio. Los componentes electrónicos se vuelven caducos y con achaques en muy poquito tiempo. Apenas cumplen su mayoría de edad y se quedan sin garantía. En el caso de mi cuerpo he durado bastante más, unas cuantas décadas. Pero sí, empiezo a fallar, y como tal decido ir al técnico.

Previamente había notado fallos en los periféricos de mi cuerpo, así como una respuesta lenta, no reinicio bien, con poco o ningún descanso. Motivos por los que he pedido cita para un chequeo general y a verlas venir.

De primeras, las citas se hacen a través del móvil. Con una APP, que te dice día y hora del chequeo. Una vez realizado el chequeo en persona, eso es lo único inevitable, al poco tiempo te mandan los resultados a tu correo electrónico (e-mail).

Con estos resultados, vuelves a coger tu móvil y pides cita para tu médico. Mi técnico habitual está desaparecida, así que me han asignado una sustituta. Bueno esto lo escribo como algo anecdótico, pues en muchos años solo he visitado al doctor de urgencias y por simple necesidad. Así que para nada es un trauma que me vea otra persona, pues no conozco a ninguno de los escasos médicos que me han atendido en mi vida.

Escribo lo anterior porque estando en la cola de espera, el personal parecía desesperado porque la doctora sustituta no los conoce. Cada uno con sus problemas. Total, que acudo a la cita, a la hora y fecha indicada, máscara en boca, y siguiendo una línea bien marcada, sin aglomeración alguna y guardando el turno respetuosamente.

Lo de siempre, colas y empujones, que se cuelan, que no sabemos a dónde ir. Que preguntamos por no callar, que nos quejamos por no sufrir. En fin, ciudadanos modélicos, los de toda la vida. Consigo, unas horitas después de mi cita programada, ver a mi técnico.

Y aquí lo fantástico, vía telemática, y me dice que tiene los resultados de mi analítica previa. Le comento mi caso, y me dice de lo que fallo. Medidas a seguir y más pastillitas que tomar. Pongo cita después de que pasen las vacaciones y a ver si corrijo los nuevos problemas.

Pero esto no es lo mejor. Cuando voy a la farmacia, guardando las reglas respetuosamente, mascarilla en boca, la sempiterna cola. Me atienden pidiéndome el DNI, nada de papeles ni recetas escritas. Nada de pedidas de documentación. En la farmacia saben lo que me han recetado y la cantidad que me puedo llevar.

Y ahora tenemos un servicio en San Google, que le expones tus síntomas y te dice qué enfermedad puedes padecer. Un sistema experto de los de antes, pero con una inmensa red de información que te pone al día.

Vaya cuento, igualito que antes, que después de un sinfín de visitas, papeles, libros de recetas médicas, acabas descubriendo tu enfermedad, y preguntando a alguien que la había padecido antes.

Me maravilla ver que estoy viviendo en un mundo totalmente globalizado, donde la teleasistencia, teletrabajo y tele formación están a la orden del día. Donde por teléfono me atiende mi médico de cabecera, o cualquier funcionario, y que por vía telemática me dan los partes, recetas y demás zarandajas administrativas que consumimos.

Pero no todo el monte es orégano, desgraciadamente aún queda por recorrer un gran camino. Nuestros medios de comunicación siguen en pañales, los que nos atienden no saben o no contestan y para colmo de males, los que no tienen medios económicos, quedan totalmente marginados del sistema. Básicamente los que no puedan o no sepan, entender o tener, un ordenador, smartphone y su internet, no pueden acceder a los servicios.

Pero todo se andará. Que como dice la poesía de Machado: “caminante no hay camino – se hace camino al andar”.

Y como soy un señor mayor, tras conocer mis averías, he decidido poner manos a la obra e intentar solucionarlas. Y como siempre hay que empezar levantando ánimos, me tomo mi pastilla y pongo música. La canción de Benito Kamelas “El despertar del guerrero”:

Y como soy un señor mayor, tras conocer mis averías, he decidido poner manos a la obra e intentar solucionarlas. Y como siempre hay que empezar levantando ánimos. Me tomo mi pastilla, pongo música. La canción de Benito Kamelas “El despertar del guerrero”:

“Años vividos, con la experiencia de mil palos recibidos Con las heridas que me regaló el destino Y aunque me duelan tantas derrotas, no me he rendido Pues he aprendido a levantarme y a seguir con el camino Y aunque he llorado te aseguro que estoy vivo Pa dar más guerra, pa no rendirme al enemigo”

Ahora sí que puedo con lo que me echen.

Angelito´S


17 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
Publicar: Blog2_Post
bottom of page