top of page

MASCARITA

Actualizado: 22 ene 2022

Ya sabéis, soy un señor mayor, con cosas de señor mayor. Después de más de una década, he decidido cambiar de coche. En verdad mi coche, llamado Forito, ha decidido dejarme a mí tras una avería, grúa, visita al mecánico, y un coloquio con el maestro advirtiéndome que al coche le falta cambiar de todo y que todo está muy viejo. Viejo estoy yo y no me he cambiado nada. Pero ya se entiende, las personas somos más resistentes que las máquinas.

Tras varias pesquisas en San Google, visitas a todas las páginas de concesionarios, me decido por una marca y modelo, no sin antes descubrir que ahora pueden consumir, gasolina, gasoil, gas, electricidad, y que solo faltan los de energía animal como el coche de los Picapiedra. Visito al comercial más cercano de la marca y soporto una charla indecente sobre las ventajas de los diferentes vehículos. A lo que, cansándome de la visita guiada, comunico que quiero un coche por doscientos cuarenta eurazos al mes. Dicho y hecho en menos de setenta y dos horas tengo los papeles firmados. Voy a local a recoger el coche, y el amable vendedor empieza otra conferencia de cómo funciona. Yo, que me conozco, y me puedo quedar durmiendo, le digo que ya sé conducir, más de seis lustros de carnet lo avalan.

Subo al coche, lo arranco, con una llave tipo navaja que se abre pulsando un botón. Y qué puñetas, comienza a pitar a los pocos metros. Que si no llevo puesto el cinturón, que si cambio de carril sin señalizar y sobre todo me pita por falta gasolina, encendiéndose todos los testigos. Mucho hablar de consumo y me dan el vehículo que por poco no llega ni a la gasolinera.

Es otro mundo este coche. Lleva ordenador a bordo, con una tableta que me indica todo de todo. Es una burbuja interior climatizada con olor a nuevo que me aísla del mundo en el mismo momento que pincho el móvil al USB, con mi “Playlist” con cientos de canciones. La verdad es que me parezco al vendedor hablando del coche, salvedad que él por lo menos entiende de lo que habla.

Pues a lo que voy, he decidido llamarle Mascarita, por su matrícula, 0255IPA, cosas de informáticos. Aunque al principio pensé en llamarle Arbitro, por lo de que me pitara tanto. Mascarita, es de género femenino, pulsas un botón, y la voz de una señora muy sensual y bien hablada, te pregunta qué quieres. Al principio le pedía música; Rosendo, El Drogas, Fito, Marea, Etc. Como no me entendía, le pedí AC/DC, Metallica, Judas Priest, etc. Por lo del idioma, pero nada de nada. Mascarita solo responde ‘no te entiendo, repita la pregunta’. Así que le pedí que me llevara a casa. En el suroeste de España. Y dale, que no me entiende. Tal vez sea verdad eso de que Murcia no existe.

En el poco tiempo que tengo a Mascarita he llegado a mantener una muy buena relación con ella, si bien no entiende nada de lo que le digo, sé que al final tendré razón y ellos no, y por insistencia, terminaremos haciendo buenas migas, nada sexual, solo compresión y amor platónico. Que ya se quién es el conductor.

Y como soy un señor mayor, que se ha criado con unos principios del que la sigue la consigue, pues sigo aprendiendo a conducir a Mascarita, que siempre me sorprende con un botón nuevo.

Angelito´S




29 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
Publicar: Blog2_Post
bottom of page