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RASCAYU CUANDO MUERAS QUÉ HARÁS TÚ

Actualizado: 22 ene 2022

Ya sabéis, soy un señor mayor, con cosas de señor mayor. Me levanto todo sudado, con los pelos como escarpias, y más acojonado que un ratoncito que se da de bruces con el gatazo de mi hermano. He vuelto a soñar que no tengo internet.

La inmediata, en el sueño, es tirar de teléfono móvil, llamar a mi compañía y después de pasar por varios mensajes pregrabados, del tipo pulse uno, dos, tres, cuatro, e intentando decidir dónde puedo exponer mi avería, suelto eso de ¡que me pongas con un operador, cacho bruja desdentada, que no vales ni para sorber sopa! A lo que contesta el bot programado, ‘no te entiendo, te paso con un operador’. Que ya iba siendo hora. Una señorita muy bien hablada, te pregunta tus datos del contrato. Le pones en antecedentes, desde que hiciste la mili. Y te suelta eso de “te paso con el servicio técnico”. Y un chorreo de tiempo después, con la misma musiquilla de fondo, un muchacho muy educado te vuelve a pedir toda clase de información sobre tu vida pasada, presente y futura. Confirmado que soy yo el dueño, del internet, de mi persona y de mi avería, te dice eso de apague y encienda el router, y te pone más música en espera. Bueno, eso de la música en espera tendríamos que hacérsela analizar a estos servicios. Si lo que pretenden es relajarnos mientras ellos se tocan…, no lo consiguen. Es más, en mi caso me ponen de los nervios. Más vale que me digan ¡vallase usted a tocarse y ahora le aviso de lo de su avería!

Total, que después de hacerme apagar y encender, y dar la vuelta al sillón a la pata coja, y de tocarme la punta de la nariz con el dedo índice, no solo descubro que no voy ebrio, sino que me tienen que cambiar el maldito aparato. Y qué voy hacer; no tengo pelis, ni porno, ni puedo meterme a hablar ni a chatear, ni escuchar música, ni comprar, no puedo navegar sobre ninguna web.

¡Nooooo!, maldito apocalipsis final. Por fin lo consiguieron, han acabado conmigo. Ya no soy nadie, no soy nada. No tengo futuro. Y voy y me despierto.

Ya sé que me diréis, pues sigue usando el móvil. Que no, que sin wifi es un pastizal. Además, para ser sincero en el sueño nunca se me ocurre pillar la wifi del vecino.

Me da por pensar en las películas del apocalipsis. Los supuestos finales de la humanidad. Por enfermedades, maremotos, terremotos, volcanes, pedruscos espaciales, explosiones de céntrales nucleares, radiactividad mundial, explosiones solares, rayos cósmicos, por no hablar de invasiones alienígenas, guerras mundiales, abejas asesinas, perros rabiosos y multitud de monstruos sin parangón, desde zombis hasta vampiros. Y de todas estas formas de acabar con la humanidad, simplemente quedarme sin internet en casa es la que más miedo me da.

Supongo que es un hecho de que cada vez nos adaptamos mejor a las nuevas tecnologías y las implementamos en nuestras vidas como una parte integrante de nuestra rutina diaria. Así que prescindir de ellas provoca el mayor caos que pueda surgir. Imaginaros un ciber ataque a los bancos y que no pudiéramos sacar dinero, pues eso ocurrió de verdad en Europa. Pensar que no podéis ver vuestras series favoritas, “wasear” con los amigos o simplemente pedir algo que necesitas para que te lo traigan a casa… Una verdadera locura. Y lo curioso es que una parte de la humanidad vive sin internet. Es más, yo crecí y viví sin internet buena parte de mi vida. ¿Que cómo lo hice? Sinceramente ni me acuerdo, ni quiero acordarme.

Y como soy un señor mayor, que prefiero olvidarme de mis pesadillas, me pongo a tararear la canción de Bonet de San Pedro Rascayu y que me quiten lo “bailao”.

Angelito´S



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