Ya sabéis, soy un señor mayor, con cosas de señor mayor. Pedazo alegría me he llevado hoy. Si es que no hay mal que por bien no venga, o eso dicen las malas lenguas, pues en mi experiencia cuando vienen negras suelen seguir llegando sin pausa ni final.
Pero ya salió mi lado pesimista a colación. A lo que voy, anoche fue una de esas, de imaginaria y vigilia. En este caso me atacaron las encías y ni analgésicos en sobre, ni remedios caseros como clavo en el diente afectado, parecieron dar el efecto deseado. Menos mal que siempre tengo internet, y un sinfín de animes y dibujos animados que ver, que los dolores con animación siempre son menos.
Pues visto lo visto, esta mañana he pedido cita de urgencia en mi dentista habitual. Muela picada, pastillitas y antibióticos, para después realizar el empaste, endodoncia, o lo que bien se le ocurra a mi técnico dental.
Lo que me viene a la mente que, en este mundo, ni funerarias, ni dentistas se pueden arruinar. Magníficos negocios donde los haya. Pero estoy divagando, me ocurre que con la edad me disperso, y lo que de normal quiero o puedo contar, termina siendo la historia interminable…
¡Vaya tela!
A lo que voy, llego a la farmacia a recoger mis caramelitos, haciendo la cola de rigor, máscara en boca. Y cuál no ha sido mi sorpresa cuando observo una pancarta de Batman y Wonder Woman, la mujer maravilla para mí.
He pensado que están anunciando algún tipo de preservativo, ya se sabe lo morboso que puede ser el personal además de fetichista. Así que como el que no quiere la cosa me he acercado poco a poco, y guardando mi respectiva cola, para observar de cerca en qué consiste el producto.
Claro que por el camino me voy haciendo mis cábalas:
¿Los tendrán de varios tamaños y colores?
¿Se verá si se hincha el logo del hombre murciélago o su cara?
¿Y el de la mujer maravilla se verá el escudo o el látigo?
¿Pondrán la cara de la actriz de la película, Gal Gadot, o será el dibujo del comic de DC?
Conforme me acerco a la estantería de mis elucubraciones, comienzo a sentir el impulso imprudente de compra compulsiva. Suele ocurrirme cuando me acerco a cualquier tienda de cómic o de juegos de ordenador, es como si me quemara la tarjeta de crédito en la cartera. Es algo muy parecido al deseo sexual, pero sin final feliz.
Total, que llega mi turno, me acerco al mostrador, le pido a la boticaria mis recetas dentales y de paso cojo una de las cajitas de la Mujer Maravilla. Espero que me despachen y pregunto a la farmacéutica, ¿de esto, los hay de varios tamaños o es standard? Para quedar bien, por si acaso siempre pido el de talla gigante, fiel a mi principio de más vale que sobre a que falte. Aparte de quedar como un auténtico machote, en este caso me dice que todas son iguales, es más, las tengo que cortar yo mismo.
¿Cómo?, miro la caja y agradezco de veras el llevar la máscara, pues así no ven mi cara de sorpresa. Leo el reverso:
Tiritas para cortar tú a tamaño, de Wonder Woman.
Y como soy un señor mayor, compro mi caja de tiritas y le doy las gracias a la farmacéutica. Deseo fervientemente cortarme para poder usarlas, que voy a disfrutar como niño con caramelos. Sentir una tirita de estas por el cuerpo, cual superhéroe de moda. Claro que la alegría es aún mayor cuando con la caja comprada de tiritas me han regalado dos tatuajes de la Mujer Maravilla. Uno me lo voy a poner en el pecho junto al corazón de amor de madre. Y el otro en el trasero para que tú lo veas.
“Voy a hacerme un tatuaje en el brazo derecho, Y si no me cabe to lo que me quiero poné Cogeré un trosito de pecho.”
Estribillo de la canción El Tatuaje de Mojinos Escocios.
Angelito´S
