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TEORÍAS CONSPIRATORIAS

Actualizado: 29 ene 2022

Ya sabéis, soy un señor mayor, con cosas de señor mayor. Hoy me ha “dao” la crisis existencial, pues no va el antivirus y me prohíbe navegar por petardas.com. Eso no solo excede de sus deberes, sino que me hace replantear mi propia existencia. Y digo yo, ¿qué he hecho yo para merecer un censor en mi navegación por internet?

Y es que en esto de la protección de antivirus hay mucha tela que cortar. Aquí podría dar una clase de virus informáticos, pero baste decir que al principio estos eran meras bromas de usuarios que controlaban un montón de informática y que tenían por objetivo hacerse notar. Cuando llegó internet, y nuestra unión con la red global pasó a ser algo más serio, los mismos usuarios que seguían controlando un porrón sobre la materia, les dio por entrar en todas las agencias gubernamentales con el mismo objetivo de hacerse notar. Claro que esto dio pie a los gobiernos que, como siempre, utilizaron esta vulnerabilidad de las comunicaciones para hacer la guerra de los ordenadores, infectando con virus dañinos a sus enemigos y rompiendo bases de datos e información en general. Lo que significó un problema añadido a la baja calidad de nuestros componentes informáticos.

Y con esta inseguridad sobre nuestros equipos y por ende sobre nuestra información, nació el remedio definitivo. El antivirus. En un principio programas que instalábamos en nuestros ordenadores para hacer un análisis heurístico de ficheros y chequear periódicamente intrusiones de otros programas llamados virus informáticos.

Estos virus, por definición, tienden a ser intrusos que se ocultan en nuestros ficheros y que tienen la capacidad de autorreplicarse. Los objetivos en estos casos se difuminan muchísimo. Los hay que quieren dañar nuestra información, otros espían nuestros contenidos y acceden a nuestras cuentas y claves privadas. Muchos de ellos nos secuestran los navegadores, accediendo de forma automática a todo tipo de webs que les interese e incluso nos encontramos con virus que encriptan nuestra información, secuestrándola y pidiendo un rescate en bitcoins para poder recuperarla.

Muchas y variadas formas de fastidiarte el día y no dejarte disfrutar de tus servicios ni datos. Pero una cosa queda clara, ya no son programas creados por usuarios particulares con intenciones motivadoras. Son muchísimos los ataques, y tan variados, con intenciones tan perversas como el control de tu ordenador cual zombi descerebrado.

Esto me hace pensar que hay un algo más, como vulgar Moriarty, la némesis, de Sherlock Holmes. ¿Quién maneja los hilos que hay detrás de los virus informáticos?

A priori podríamos echarle las culpas a todas las mafias del mundo mundial. Maleantes donde los haya, capaces de extorsionar a sus abuelas enfermas. Y si bien doy, por cierto, que muchos de los troyanos, gusanos y demás correos maliciosos que recibimos tienen por objetivo lucrar a estas mafias, no todos son extorsiones económicas. El objetivo de los virus últimamente son hacer de vulgares “influencer”, y guiar nuestros hábitos de conducta y consumo en general.

Y aquí viene la madre del cordero, ahora resulta que nuestros antivirus han crecido en su programación. Y ahora no solo analizan nuestros ficheros, también les ha dado por analizar nuestro comportamiento de navegación y hábitos de consumo, para protegernos, según ellos, de las webs malvadas. Si a eso le sumamos las bombas lógicas creadas por los desarrolladores de antivirus con el objetivo de dañar a otros antivirus, vemos claramente que nos encontramos sumergidos en una guerra de antivirus por el control del mercado. Como siempre el usuario sigue sufriendo los daños colaterales. Y para colmo de males, hay personal, en su insuficiente conocimiento, que instalan varios de estos antivirus en la creencia de una mejor protección.

Para rematar la faena torera, los inventores de nuestra seguridad contra ataques maliciosos se permiten el lujo de añadir todo tipo de programas, que van desde la actualización de controladores, hasta la reparación de sectores defectuosos de nuestros discos duros, pasando por copias de seguridad periódicas. Vamos un software como para dejar hacer y no tocar el ordenador por miedo a fastidiarlo.

Y esto me lleva a mi teoría conspiratoria; creo sinceramente que los programadores de antivirus son los mismos que fabrican esos miles de virus anules de los que nos protegen. Un claro objetivo económico, vender su producto y algo más oculto vender nuestros hábitos de navegación y consumo a otras organizaciones para un mejor control del personal.

He llegado a la conclusión de que lo mejor contra estos desalmados es no dejarles tomar el control de mi ordenador, no instalar sus programas a priori y si por necesidad tengo que instalarlo, que sea con el mínimo de recursos posibles. Y nunca, bajo ningún concepto, más de uno al mismo tiempo.

Y como soy un señor mayor me acuerdo de ese refrán que dice “contra el vicio de pedir la virtud de no dar”. No solo he desinstalado mi antivirus, sino que ahora y para fastidiar al que me pueda espiar, me dedico a navegar durante un rato sobre todo tipo de URL, que averigüen las que más me interesa. Y como digo a mis alumnos, si el estar protegido de ataques implica no poder navegar dónde y cuando uno quiera, que paguen ellos mi tarifa de internet.

Angelito´S


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