Ya sabéis, soy un señor mayor, con cosas de señor mayor. Marcho de regreso de mis clases por una autopista local escuchando Extremoduro, tarareando el estribillo de la canción “Quemando tus recuerdos”. Y me viene a la mente un artículo que leí recientemente de un periódico digital.
Resulta, que han demandado, casi de forma internacional, a una conocidísima marca de impresoras, por hacer una serie de actualizaciones sin conocimiento y en detrimento del usuario que las ha comprado. Han sacado un listado de esas impresoras y se les puede pedir hasta ciento cincuenta eurazos a la compañía por el simple hecho de ser el propietario de uno de estos aparatos.
Me da goce personal, me enorgullece y sobre todo, me reafirma en mis más de mil veces que he discutido entre clientes y alumnos. Que los culpables de que no funcionen las impresoras con cartuchos compatibles son los fabricantes de las mismas y no los vendedores que vendemos cartuchos reciclados.
Es más, las demandas a esta fábrica de impresoras, vienen a confirmar lo que todos sabíamos y no podíamos demostrar. Han desarrollado un software que te actualiza las impresoras de su compañía, y a través de esa actualización oculta te configura el firmware de la impresora para que solo acepte cartuchos originales de la propia empresa. Un negocio redondo donde los haya. Imaginaros, compráis un coche de una conocidísima marca del mercado, pero se te dice que solo puedes repostar combustible en Repsol, de lo contrario deja de funcionar el coche.
Por más ende, la demanda colectiva les acusaba de publicidad engañosa. Pues para ser más competitivos y vender más y mejor, las venden diciendo que pueden utilizar cartuchos compatibles. Algo que no solo es más económico, sino que produce menos basura y crea un medio ambiente más sostenible. En pocas palabras se ponen la medalla de ser ecológicos y nos lo venden como un añadido a nuestra compra.
Claro que funcionan con cartuchos reciclados, hasta que se actualizan de forma automática cuando acceden a nuestro internet y nos extorsionan indirectamente haciéndonos comprar su tinta original. Lo que provoca la ira justiciera del consumidor y descarte y sustitución de estas impresoras por otras que sí acepten cartuchos compatibles, reciclados y respetuosos con el medio ambiente. Lo que a la larga les genera más beneficios porque se tiran impresoras completamente nuevecitas, para sustituirlas por otras más nuevas aún y que pregonan que pueden usar cartuchos reciclados. Y a su vez estas se actualizarán y otra vez en el circulo infinito de consumir y desperdiciar estos periféricos.
No es algo que me sorprenda, que las empresas hagan publicidad engañosa, que se busquen las mañas para ganar más dinero a costa del consumidor. Es algo harto conocido por toda la sociedad, pero de vez en cuando, muy poquito a poco, la señora de la balanza con la venda en los ojos, hace acto de presencia y pone las cosas en su sitio. Y no es para menos que uno pueda dar un pequeño suspiro, y diga “ande las dan las toman”. Que les cobren a esos desalmados todo lo que puedan.
No me engaño en mi autocomplacencia, estas empresas se encargarán de engatusarnos en otra cosa para seguir con su tren de vida, de despilfarrar y enriquecerse, aunque sea a costa de un mundo hundido en todas las basuras electrónicas que generan.
Y como soy un señor mayor, me despejo de mi ensimismamiento moviendo la cabeza de derecha a izquierda, y menos mal porque sigo conduciendo y no es bueno despistarse en la carretera. Y sigo tarareando esta potente cancioncita, golpeando con mis dedos en el volante de Mascarita…
“Voy hacer un tambor de mis escrotos…
Solo dejó, dejó solo una foto”
Angelito´S
